El amarillo es un color primario. Su principal color complementario es el azul.

Es un color cálido, a menudo utilizado para representaciones figurativas, ya que está muy presente en la naturaleza (sol, luz, fruta, etc.).

Con el oro, uno de sus colores derivados, encontramos amarillo en muchas creaciones para aportar un toque precioso o marcar la nobleza (¡como las miniaturas!).

En el círculo cromático, el amarillo está entre el naranja y el verde. Es uno de los tres colores principales de la síntesis sustractiva. En la síntesis aditiva, se obtiene mezclando rojo y verde, y a veces también azul.

El amarillo ofrece diferentes tonos: claro, brillante, dorado u ocre.

Se puede obtener de pigmentos vegetales como el cártamo, la cúrcuma o el azafrán; y de pigmentos minerales como el oropimente.

En el arte antiguo, en ausencia del beige, el amarillo se utilizó para representar los cuerpos. A menudo se asocia al pintor Van Gogh, que estaba fascinado por este color. En Francia, el grafitero Sun7 exhibió  en el espacio Vuitton una obra compuesta por letras amarillas.